Una mujer joven de tez clara y pelo largo y suelto pintada al óleo, viste una túnica roja y se alcanza a ver un manto azul. Sobre el pecho lleva dibujado un corazón rojo con un fuego encima y atravesado por una lancita.
beticaoic.org

Significa la gran pureza y amor del corazón de María por Dios. Esa pureza se manifiesta en el “Sí” que dio al Padre en la anunciación; en su amor por su Hijo, el Unigénito de Dios y en la cooperación en su misión redentora. Representa también la docilidad que mostró al Espíritu Santo y cómo permaneció toda su vida libre de mancha de pecado (inmaculado significa “sin mácula”, sin mancha). Su corazón nos señala la profunda vida interior de María, que experimentó en gozo y en sufrimiento sin variar en su fidelidad a Dios.

Lucas menciona su corazón en dos pasajes: la visita de los pastores (2,19): “María, por su parte, guardaba todas estas cosas, y las meditaba en su corazón”. Y cuando ella y José hallan a Jesús en el Templo después de buscarlo tres días (2,51): “Su madre conservaba todas estas cosas en su corazón”. Del mismo modo, el dolor de María, al pie de la cruz, supera lo humano pues era la única que podía dar testimonio cierto del origen de Jesús. En ese momento se cumple la profecía de Simeón, entregada en la presentación de su Hijo en el templo: “¡y a ti misma una espada te atravesará el alma!” (Lc 2, 34-35).