Retrato del papa Pablo III, obra de Tiziano Vecellio en 1543. Se le ve anciano, cansado y desconfiado, pero de mirada inteligente y despierta. Lleva pelo corto y barba blanca, con una túnica blanca con una sobretúnica de terciopelo rojo.
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La bula Sublimis Deus denunciaba a los que sostenían que «los habitantes de las Indias occidentales y de los continentes australes... debían ser tratados como animales irracionales y utilizados exclusivamente en provecho y servicio nuestro». El papa afirmaba con solemnidad: «Resueltos a reparar el mal cometido, decidimos y declaramos que estos indios, así como todos los pueblos que la cristiandad podrá encontrar en el futuro, no deben ser privados de su libertad y de sus bienes — sin que valgan objeciones en contra —, aunque no sean cristianos, y que, al contrario, deben ser dejados en pleno gozo de su libertad y de sus bienes» (el resaltado es nuestro). La Santa Sede era así de clara; por desgracia, su aplicación conoció en seguida varias dificultades.