Una cachucha o gorra verde de la Policía se ve perforada en el frente y sucia en el piso.
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28 militares de un batallón de alta montaña del Ejército asesinaron a una división especializada de la Dirección de Investigación Criminal de la Policía, Dijin, en la vereda Potrerito, del Municipio de Jamundí, al sur del Valle del Cauca. Los militares mataron a 10 policías y un civil, que estaban a punto de hacer un allanamiento en busca de una caleta de droga. En la zona tenía una alta influencia el narcotraficante Diego León Montoya, alias ‘Don Diego’.

La masacre desató fuertes críticas a la Justicia Penal Militar, incluso dentro del gobierno de Álvaro Uribe, un partidario de la línea dura. Se cuestionó su falta de independencia y su tendencia a la absolución, incluso en los casos más graves, como los de lesa humanidad, con un costo millonario para el país en indemnizaciones y el desprestigio de su aparato judicial.