23 Jun El Cuerpo y la Sangre de Cristo
Festivo en Colombia
La sangre para el pueblo judío representaba el alma y clamaba al cielo. Por eso, aún hoy, su gente se esmera en recoger cualquier sangre derramada en un accidente o un ataque armado. El cuerpo, a diferencia de la tradición occidental de origen griego, no representaba una oposición al cuerpo sino que la persona es una unión fuerte entre cuerpo y alma que se acaba con la muerte. Jesús entrega su cuerpo y su sangre por todo el mundo y por cada una, cada uno de nosotros. Es la máxima expresión de un amor que va más allá de lo humano. Para los creyentes, el pan y el vino son realmente el Cuerpo y la Sangre de Cristo. La Eucaristía, “acción de gracias”, tiene un sentido fuerte de esperanza. La mesa común es signo de aquella en la que participaremos todos en el cielo y también de la mesa común que queremos ofrecer a todos los hombres sin distinción de raza, lengua o condición humana.
El pueblo afro, desde una concepción propia de la corporalidad, enriquece el rito y todo su sentido desde su experiencia histórica y sus expresiones más ricas. Al recibir la entrega insuperable de Cristo, responde con todas las dimensiones que puede ofrecer: trabajo, luchas, conquistas, frutos, agua, relación con la naturaleza y muchas otras. Integra en la celebración tradiciones construidas en 350 años en la América hispana, que se expresan en su música, su danza, su experiencia familiar y comunitaria. Aprovecha el contacto con misioneros y misioneras africanas y las posibilidades de la comunicación actual para agradecer la riqueza de su herencia y hasta las de países hermanos con una espiritualidad afro visible, como Brasil y Cuba.