Ahora todo ha quedado detenido en el tiempo
detrás de una ventana oxidada Cindy
mulata de sonrisa amplia y coqueta
me mira y hace un gesto de despedida
a lo lejos resuena una marimba
y niños de pelo quieto juegan a bailar currulao.
Cruzo delante de una anciana negra de canas alborotadas
que frita vísceras en una paila
mientras cae la tarde al final de una calle sin pavimentar
atrás van quedando los callejones
las paredes de esterilla y los techos de plástico
un par de amigos me acompañan hasta el bus
van sin camisa y con las gorras al revés
los perros ladran espantando moscas
que revolotean en un basurero
una extraña belleza colorea el cielo
por encima de la silueta de las casas.
A lo lejos las voces de los niños
siguen tarareando mientras juegan a bailar
la luna se balancea como un jirón de tela blanco
y se asoma a los charcos dejados por la última lluvia
la calle estrecha huele a tierra mojada
aun después de tres lustros
aún recuerdo los titulares en las noticias
Pedro Alomía fue asesinado de puñalada y media
su rostro cubierto con periódicos viejos
en medio de la madrugada
evitó que su abuela
sin lágrimas de tanto llorar a sus nietos
viera su gesto como pidiendo perdón
por no avisarle
que esta vez llegaba tarde.
detrás de una ventana oxidada Cindy
mulata de sonrisa amplia y coqueta
me mira y hace un gesto de despedida
a lo lejos resuena una marimba
y niños de pelo quieto juegan a bailar currulao.
Cruzo delante de una anciana negra de canas alborotadas
que frita vísceras en una paila
mientras cae la tarde al final de una calle sin pavimentar
atrás van quedando los callejones
las paredes de esterilla y los techos de plástico
un par de amigos me acompañan hasta el bus
van sin camisa y con las gorras al revés
los perros ladran espantando moscas
que revolotean en un basurero
una extraña belleza colorea el cielo
por encima de la silueta de las casas.
A lo lejos las voces de los niños
siguen tarareando mientras juegan a bailar
la luna se balancea como un jirón de tela blanco
y se asoma a los charcos dejados por la última lluvia
la calle estrecha huele a tierra mojada
aun después de tres lustros
aún recuerdo los titulares en las noticias
Pedro Alomía fue asesinado de puñalada y media
su rostro cubierto con periódicos viejos
en medio de la madrugada
evitó que su abuela
sin lágrimas de tanto llorar a sus nietos
viera su gesto como pidiendo perdón
por no avisarle
que esta vez llegaba tarde.
Texto: Yasunari López
Imagen: Miguel Enrique Cuesta Ordoñez
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