Por: Germán Angulo
Comunicación – Pastoral Afro de la Arquidiócesis de Cali
El río Atrato fue reconocido mediante la sentencia T-622 de 2016, como sujeto de derechos, con miras a garantizar su conservación y protección.” Este gran afluente es uno de los ríos más importantes del Pacifico colombiano, fuente de vida de gran parte del territorio Chocoano, de él se abastecen numerosas poblaciones, que encuentran allí su sustento alimenticio, además es la mejor autopista que comunica a las poblaciones de éste corredor geográfico. Pero a el río, antes que ser cuidado y defendido en retribución a sus bondades, es por el contrario lastimado y contaminado. A sus alrededores se vive la tala de bosques indiscriminada que amenaza su cauce, con la práctica de la minería, sus aguas son contaminadas con mercurio, afectando la práctica de la pesca y por ende el sustento alimenticio. Adicionalmente el conflicto armado que no para a pesar de los acuerdos de paz, ya que los actores armados se disputan la actividad minera, cultivos de coca y las rutas del contrabando hacia Panamá.
Con la firma del acuerdo se busca “contribuir a facilitar ejercicios locales de reconocimiento público, de responsabilidades y garantías de no-repetición, armonización y convivencia en el territorio. Su trabajo se aportará a la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad.”
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