El Gran Banquete de la Fraternidad Afro de la Pastoral Afro Cali se realizó en el salón Miravalle, del piso 41 del Hotel Torre de Cali. La torre es el edificio más alto del suroccidente colombiano y un símbolo de la pujanza de la ciudad y la región. Pocas veces se puede uno asomar a la ventana de un edificio alto y ver las calles como en un mapa; sólo el Hotel, con salones llenos de ventanas, permite contemplar las calles conocidas de la ciudad desde lo alto.
La presentación la realizaron Diana Lucía Benítez Ávila, del Equipo de Comunicación, y Kevin Emil Zamora Mina, integrante de la extensa familia de la Pastoral Afro y con vasta experiencia en eventos.
La velada inició con la música del Pacífico, interpretada por el coro de la Pastoral, incluidos niños y jóvenes del barrio Charco Azul. Entonaron canciones dedicadas a la paz y la reconciliación, temas tan esquivso y tan luchados por las Comunidades Negras, pero que todavía no se sienten en muchos de nuestros territorios.
El p. Venanzio Mwangi Munyiri, delegado arquidiocesano de Pastoral Afro en Cali, saludó a mons. Juan Carlos Cárdenas Toro, obispo auxiliar de la Arquidiócesis, reiteró el lema de “Cristo negro nos llama y el pueblo negro nos espera” y la necesidad de tender puentes entre la abundancia y la escasez. Explicó la situación del pueblo en Alto Puerto Isaac en un terreno “autoprestado” y malas condiciones de vida agravadas por la inseguridad. Citó al arzobispo, mons. Darío de Jesús Monsalve, cuando invitó al pueblo afro a “sentarse a compartir un plato de fraternidad, como primer signo de incluirnos en lo que nos hemos excluido”. Esta es la primera cuota de lo que la Iglesia tiene planeado para los afrodescendientes; el futuro mostrará si otras personas, pueblos o instituciones se unirán a la causa; es una forma ejemplar de cerrar el Año de la Misericordia y de recordar las primeras comunidades de los Hechos de los Apóstoles.
Kenneth Oriando, seminarista de los misioneros de la Consolata, entonó una oración según la tradición de sus ancestros keniatas: con la cola de caballo en la mano y una voz muy sentida, en un canto que recuerda las sabanas africanas.
La obra “Madre Tierra”, escrita por Sândrio Cândido, seminarista misionero de la Consolata, adaptada por María Isabel Trujillo y actuada por integrantes de la Pastoral, estableció una relación entre la violencia contra el Medio Ambiente y contra la mujer. Celebró la decisión de asumir la identidad con “Rotundamente negra” de Shirley Campbell Barr, y cómo la cultura asumida con libertad libera y embellece también al planeta.
La Pastoral preparó un video sobre la situación de Alto Puerto Isaac, sirvió para aterrizar a todos los presentes respecto a su relación con la historia de Yumbo, su urgencia y el aporte que podemos hacer y que esa misma noche estábamos haciendo.
Mons. Juan Carlos Cárdenas, obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Cali, reconoció la importancia de la solidaridad, como hacen los niños católicos alemanes, que movilizan a otros niños de su país para ayuda a otros alrededor del mundo. Valoró la iniciativa de la Pastoral Afro de ayudarse entre personas de la misma etnia. El vive en Yumbo y lamentó lo invisibles que son estas comunidades ante las instituciones. Consideró el Banquete un primer paso muy importante, en especial ahora que la Arquidiócesis se declara en Misión Permanente: la Iglesia local debe ser discipular (seguidores de Cristo), sinodal (caminar juntos en la diversidad) y solidaria (estamos bien si los demás están bien).
Jesús Florez, decano de la Facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma de Occidente, resaltó el signo de construir una solución desde la propia casa, en época de navidad y, en especial, cuando el país se encamina hacia la paz. Los esfuerzos para que los que antes generaron tanto dolor, ahora se reencuentren con víctimas que muestran mucha generosidad. El reto de la solidaridad es ayudar a que la distancia de ingresos entre los sectores que viven literalmente juntos se convierta en una sociedad más equitativa.
Marinelly Carabalí, una joven afro del sector de Panorama en Yumbo, agradeció el trabajo de la Pastoral en su sector y en el de Alto Puerto Isaac por el gran amor que muestra; anunció que los jóvenes se comprometían a contribuir en todo lo que hace por ellos.
La cena, tipo buffet, recibió excelentes comentarios: “¡así como le gusta a los negros!”: un pescado generoso, con salsas y condimentos en su punto, acompañado con arroz a la marinera. El coro de la Pastoral animó con lo mejor del repertorio de la música del Pacífico. Hasta 2 pequeños se animaron a acompañarles y gozaron con la posibilidad de participar.
La noche finalizó con una oración muy africana y muy misionera: entonamos el canto de la elevación, Hakuna Mungu:
Ewe mungu wangu
Coro
Twasema asante (3)
Ewe mungu wangu
Ewe mungu wangu
Coro
Hakuna ushindi kama wako (3)
Ewe mungu wangu
Coro
Hakuna baraka kama zako (3)
Ewe mungu wangu
Coro
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