¡Una noche fraterna y solidaria a favor de quienes más lo necesitan! El Gran Banquete es una respuesta a una necesidad sentida, que se manifiesta de forma recurrente y sigue siendo urgente.
Abril de 2016 fue el mes del despertar: descubrimos la situación de emergencia en la ladera del sur de Yumbo: las casas, hechas en esterilla, láminas de zinc y madera, se les estaban viniendo abajo con las fuertes lluvias. Si se quiere hablar de Alto Puerto Isaac toca hablar de años de lucha. Su ubicación en el mapa sirve para ver cómo está rodeado de empresas poderosas:
Las primeras noticias que se encuentran en línea sobre su situación son de noviembre 21 de 2003: “Afortunadamente las consecuencias de este evento no fueron más complicadas. Sin embargo, sigue existiendo peligro de deslizamiento en zonas como Puerto Isaacs y el barrio Pizarro”, informaba el director del Comité de Emergencias de esa época (El País, 2003).
El terreno es de una roca blanda, apuntalarlo no sirve de mucho, hasta una casa de ladrillo y cemento tendría problemas. El Municipio lo identifica como “zona de riesgo no mitigable”, una condición que hace imposible acueducto y alcantarillado. La comunidad vino del Cauca en situación de desplazamiento y su marginación llamó la atención del arzobispo, Darío de Jesús Monsalve. Le encargó a la Pastoral Afro su animación y todo lo que pudiera hacer para su desarrollo integral.
Descubrimos que cerca de 40 familias compartían un baño en condiciones precarias; había varias familias que tenían a su cargo personas incapacitadas y los mayores tenían serias dificultades para movilizarse en un terreno empinado y hasta resbaloso cuando llegaban las lluvias.
Y llegó abril con sus aguas mil. Las primeras fotos que recibimos las tomaron los mismos residentes el 12 de abril; son una muestra del miedo y la urgencia:
Una cosa es ver y oir, y otra sentir que la casa se te puede venir encima. Las gestiones normalmente terminan en una ayuda solidaria de instituciones u organizaciones que es momentánea, sirve en el momento, pero no rompe el ciclo de repeticiones o beneficia de verdad sólo a unas personas, no a toda la comunidad.
El 14 de abril ya 12 casas estaban averiadas y una en fuerte riesgo. Le encargaron a Efraín Mena, líder comunal, hacer todas las gestiones que pudiera, contactar a los medios, las instituciones y todo aquel que pudiera ayudarles. Le hicieron caso los del Comité Municipal de Gestión de Riesgos, quienes encuestaron los hogares, y el diario yumbeño Extra, que sacó una pequeña nota. La comunidad mejoró la información que nos daba y pudimos expedir un comunicado:
Clic para agrandar
Se realizó una visita a la comunidad, junto al Observatorio de Realidades Sociales de la Arquidiócesis en Yumbo, y se acordó divulgar la emergencia en los medios masivos. Se pudo observar cómo, a pesar de la dificultad, la comunidad avanza poco a poco hacia el reconocimiento de su identidad a la luz del Evangelio.
La gente del barrio ofreció sus testimonios con la sencillez que la caracteriza; su marginación es un proceso complejo, implica muchos otros factores que impiden su consolidación como comunidad, sus integrantes los identifican lo mejor que pueden y buscan maneras de resolverlos desde la precariedad.
Pero la lluvia continuó y el deterioro también. El 25 de abril una casa se derrumbó y dejó a una señora en condiciones indignas: le tocaba entrar en cuclillas a su propia casa.
El mismo líder organizó con la comunidad una visita al Concejo Municipal en mayo. Los concejales tomaron nota de la situación y quedaron de llamarle la atención a las instituciones correspondientes. Se divulgó la información a todas las direcciones que pudimos, incluidas las organizaciones grandes de las que hacemos parte: CEPAC Nacional y CNOA.
Hubo una respuesta institucional sólo para la señora afectada: se le propuso una reubicación pero (queremos ser optimistas) la lentitud de los procesos hace que, hasta el día de hoy, no le hayan cumplido.
La vieja idea de la Pastoral de un banquete benéfico se propuso de nuevo y se consolidó gracias a la generosidad de los benefactores y el respaldo clave del arzobispo, mons. Darío de Jesús Monsalve Mejía. El vio como un desafío que el pueblo negro se incluyera en lo mismo que se ha excluido. El Hotel Torre de Cali, Comfandi y Dislicores aceptaron ser los patrocinadores; el buen corazón de muchos se manifestó a través de un bono, una pequeña contribución para lograr una más grande:
La causa es resolver la necesidad más sentida: el baño. Cuarenta familias comparten una ducha maltrecha y hacen sus necesidades en el monte. No tenerlo significa riesgos para la seguridad de niñas y mujeres, igual que un problema de salud para la comunidad en general. La mano de obra la pondrá la misma población de Alto Puerto Isaac; la Pastoral contribuye con la organización y continuará con el acompañamiento y el apoyo a su desarrollo humano integral.
La Torre de Cali será el escenario de nuestra música, con todo su sabor; tendremos obras de teatro: una sobre la Madre Tierra y la mujer, y otra creada en las mismas calles del barrio Panorama, en Yumbo. Practicamos lo que decimos: será una noche fraterna, sencilla y sincera.
La esperanza es que este pequeño aporte nuestro sea un nuevo principio para que toda la población de Alto Puerto Isaac, dentro del pueblo afroyumbeño, avance en su consolidación como Comunidad Negra y se le restituyan la cantidad de derechos que no se le reconocieron en las últimas décadas.
Sin comentarios